Simone Biles llegó a Tokio siendo una de las principales estrellas de los Juegos Olímpicos. El mundo entero esperaba con impaciencia que empezara la competición de Gimnasia Artística femenina. Y Simone volvió a brillar con luz propia … Pero no por su destreza física y sus maravillosos ejercicios, sino por tener la valentía de contarle al mundo que emocionalmente no estaba bien y que su bienestar estaba por encima, incluso, de unas medallas olímpicas para las que llevaba trabajando muy duro desde hace años.

Necesitamos más Simones que digan bien alto que el bienestar emocional importa y que reconozcan que no están bien. Porque solo de esta manera podremos normalizar un problema más frecuente de lo que pensamos, que se oculta y se silencia como si de algo vergonzoso se tratara.

Uno puede enfermar de cualquier parte de su cuerpo mientras sea físico. No nos importa acudir a revisiones médicas y se nos conciencia desde hace varios años de que hay que cuidar la salud, nuestro cuerpo. ¿Y es que la mente no importa? ¿Por qué cuesta tanto acudir a un psiquiatra o un psicólogo? ¿Por qué los problemas mentales y emocionales se “demonizan”? ¿Por qué la gente que sufre dolor emocional tiene que callarlo?

Ojalá la sinceridad y valentía de Simone Biles sea el primer paso de un camino para la superación de tantos tabúes.

Guerrera Emocional

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